El final feliz de esta expedición que atravesó el polo Norte manteniéndose en el aire durante setenta horas de vuelo constituye una hazaña, no sólo desde el punto de vista aeronáutico, sino desde el punto de vista de la navegación sin referencia de tierra y la orientación por radio indicador. La sorprendentemente bien dosificada narración es digna de la mejor ficción pese a tratarse de un relato verídico.