¿SON IDÉNTICOS LOS GEMELOS IDÉNTICOS? (y III)

El tercer elemento en discordia: la epigenética

Los diferentes estudios con gemelos han permitido hacer un descubrimiento esencial para la comprensión del funcionamiento de nuestro ADN: la herencia y el entorno no son las únicas fuerzas en juego que modelan el aspecto, el carácter o la inteligencia del ser humano;  debemos tener presente la importancia de un tercer elemento: la epigenética.

Fue el escocés Conrad Waddington quien acuñó el término en 1939 en su obra An introduction to modern genetics donde definió el “epigenotipo” como el conjunto de organizadores y relaciones organizativas a los que un determinado tejido está sujeto durante su desarrollo.  Podemos explicar su punto de vista con la analogía de una pelota que cae a través de un valle.  La pelota puede seguir varios caminos en su descenso, pero nunca podrá abandonar la dirección que le va marcando la orografía del terreno.  Es decir, el desarrollo de un tejido u órgano puede variar según las condiciones genéticas y del entorno, pero sin salirse del “programa” establecido previamente en el genoma.  Waddington añadió que el aspecto de un órgano determinado es el producto del genotipo y del epigenotipo que reaccionan con el ambiente externo.  En otro artículo publicado en 1942[i] se refiere a la “epigenética” como «la rama de la biología que estudia las interacciones causales entre los genes y sus productos, que dan lugar al fenotipo».  Apuntó lo que consideraba una visión ingenua de muchos genetistas de su época en el sentido de que afirmaban que había una correspondencia simple y directa entre los genes y los caracteres.  Para él, la dirección del desarrollo biológico estaba determinada por la interacción de muchos genes entre sí, y de estos con el ambiente.