EL HUNDIMIENTO DEL TITANIC

 

Hace pocos días se ha cumplido el centenario de la muerte de 1.496 personas.  Todas ellas viajaban a bordo de un barco insumergible según los criterios técnicos de la época, que tuvo su primer y último accidente a las 2.20 horas de la madrugada del 15 de abril de 1912.  El hundimiento del Titanic se ha convertido, con el paso del tiempo, en el paradigma de las tragedias en alta mar; no solo por la cantidad de vidas que se perdieron en tan poco tiempo, sino por las circunstancias que rodearon el suceso, las situaciones grotescas y las conductas valerosas de algunos de sus protagonistas.

Portada de uno de los periódicos
que ofreció la noticia
La noticia aparecía de esta forma en la revista Scientific American: «El domingo 14 de abril, el más grande y, supuestamente, el más seguro de los buques de vapor hoy en servicio, mientras navegaba con su rumbo correcto en una noche clara y estrellada, chocó con un iceberg y se hundió al cabo de pocas horas, arrastrando consigo al fondo a más de mil seiscientas almas.  Tres son las lecciones técnicas que podemos extraer de tan abrumador desastre.  Primera, que los arquitectos navales aún no saben cómo construir un buque absolutamente insumergible, y tal vez nunca lo consigan.  Segunda, que si todos los barcos pueden hundirse, deberán llevar al menos un número suficiente de botes salvavidas para todas las personas a bordo hasta que otros buques, avisados por radio, lleguen a la escena del desastre.  Tercera, que las rutas transatlánticas de los buques de pasajeros deben ser desplazadas hacia el sur lo suficiente para alejarlos por completo de las rutas de los hielos flotantes»
Podríamos pensar que fue la arrogancia de algunos lo que provocó la tragedia, que la tecnología de principios del siglo XX no permitía asegurar la vida de todos los tripulantes y pasajeros o que, sencillamente, se trató de un desgraciado accidente como los que se producen continuamente en cualquier rincón del globo y fue inevitable.  Sin embargo, debemos evitar extraer conclusiones precipitadas dado que la actualidad es terca a la hora de hacernos ver los hechos con perspectiva: hace pocos meses se produjo el hundimiento de otro gran transatlántico, el Costa Concordia.  Se trataba de un moderno barco de pasajeros, y cuyo naufragio provocó el fallecimiento más de 15 personas.  Las diferencias con el caso del Titanic son abrumadoras: el choque contra las rocas se produjo relativamente cerca de la costa y en una zona habitada, a pesar de lo cual, ni los más modernos sistemas de radar, navegación mediante posicionamiento global, comunicaciones vía satélite y servicios de rescate marítimo pudieron evitar la pérdida de vidas humanas.  Desde luego es una experiencia que invita a la reflexión.
El Titanic golpeó tangencialmente la masa de hielo a las 23.40 horas de la noche.  El impacto provocó una brecha de casi 100 metros en el costado de estribor con la consiguiente inundación de los seis compartimentos estancos de proa.  A las 2.18 horas,  ésta se llenó completamente de agua y la popa, debido a la tensión, ya sobresalía por encima del agua hasta el punto de que las hélices ya no tocaban el mar.  Instantes después, y debido a la insoportable presión, el barco se partió en dos.  La proa se hundió de forma bastante vertical y a gran velocidad, lo que hizo que las chimeneas se rompieran y se desprendieran grandes partes de la estructura durante los cinco minutos que duró el descenso.  Finalmente, la proa se estrelló contra el fondo situado a más de cuatro kilómetros de profundidad (aún hoy se pueden ver las marcas dejadas en el lecho marino).  La popa en cambio, al no ser tan hidrodinámica, se hundió dando bandazos y girando sobre sí misma hasta que, al tocar fondo, las cubiertas se aplastaron una sobre otra quedando mucho más dañada que la popa.  Estas son las conclusiones a las que se han llegado tras años de análisis detallados del pecio y con la ayuda de avanzados sistemas informáticos que han simulado la forma en que se produjo.  Los resultados los podemos ver en un documental producido por National Geographic.
En cualquier caso, a diferencia del capitán del moderno y tecnológicamente avanzado Costa Concordia (oficial cobarde y negligente donde los haya) el capitán del Titanic, Edward John Smith, un marino experimentado a punto de jubilarse, pese a lo que podamos pensar de las erróneas decisiones tomadas durante la travesía (como no reducir la velocidad pese a los continuos avisos de la presencia de icebergs en la ruta) permaneció en el puente de mando hasta el fatal desenlace.  Del mismo modo, los operadores de radio continuaron pidiendo ayuda hasta el último momento.  Sobradamente conocida es la anécdota de que la orquesta del Titanic tocó sus instrumentos hasta el final.
El Titanic pertenecía a una clase de navíos de los que se habían construido tres unidades. El Olympic, el Titanic y el Gigantic (que tras la tragedia del anterior cambió su nombre por el de Britannic).  El Olympic fue botado en octubre de 1909, hizo su viaje inaugural el 14 de junio de 1911, sobrevivió a la Primera Guerra Mundial y navegó hasta 1935; mientras que el Britannic, que fue botado en febrero de 1914 y empezó su servicio como barco hospital en diciembre de 1915, se hundió el 21 de noviembre de 1916 en el mar Egeo tras chocar con una mina.
Es de señalar que la mayoría de las víctimas pereció de hipotermia en la superficie del océano, flotando en sus chalecos salvavidas de corcho; aunque no podemos olvidar que otros muchos fallecieron en el interior del barco, sobre todo los pasajeros de tercera clase, en su mayor parte inmigrantes que deseaban comenzar una nueva vida en América.
Se discute mucho en la actualidad acerca de las causas del hundimiento y de si éste se pudo evitar o, al menos, provocar menos víctimas.  En realidad había suficientes botas salvavidas para todos los pasajeros aunque, en el caos del momento, muchos de ellos se arriaran casi vacíos (de nuevo tenemos que recordar con tristeza que gran parte de los tripulantes y oficiales del Costa Concordia no sabían cómo debía realizarse el desalojo del barco en caso de emergencia).
Cubierta de paseo del Titanic. National Geographic.
El choque contra el iceberg fue catastrófico porque se produjo tangencialmente y esto provocó la rotura de la parte menos protegida del casco.  De haber chocado frontalmente contra el hielo, pese a los importantes daños que hubiera supuesto, es muy probable que el barco hubiera terminado su viaje.  Del mismo modo, se incide en el hecho de que el timón era demasiado pequeño, lo que provocó que la maniobra de esquivar el iceberg fuera demasiado lenta, aunque su tamaño se encontraba incluso dentro de los estándares de navegación actuales, por lo que esta circunstancia no fue tan determinante.  El segundo de a bordo, tras recibir el aviso de los vigías de la presencia del obstáculo dio dos órdenes rápidas: «todo a estribor» y «marcha atrás».  Algunos técnicos opinan que la decisión no fue correcta, pero desde luego resultó insuficiente debido la poca distancia que separaba al buque del iceberg.  En la actualidad muchos opinan que el hundimiento pudiera haberse evitado si los vigías hubieran contado con los prismáticos obligatorios y reglamentarios que no se encontraban en su sitio.  El níveo bloque de hielo resaltaba mucho contra el fondo oscuro del cielo y el mar, por lo que de haber contado con ellos, y teniendo en cuenta que había una noche despejada, se hubiera divisado con mucha antelación y habría dado tiempo suficiente a realizar la maniobra de evasión.
Hoy 30 de mayo puedo leer esta noticia en El Confidencial:
El ‘Titanic II’ navegará en 2016

Una réplica del mítico Titanic, el Titanic II, surcará las aguas del Atlántico desde Inglaterra a Nueva York en 2016, reveló hoy el magnate australiano Clive Palmer que planea construir una copia del famoso transatlántico. “El nuevo barco será tan lujoso como el Titanic original, pero por supuesto contará con la tecnología del siglo XXI y los últimos sistemas de navegación y seguridad”, indicó Palmer a los medios en una rueda de prensa en Brisbane.
La reconstrucción del barco, del que este año se cumplían los 100 años de su hundimiento, servirá de tributo al espíritu de los hombres y mujeres que construyeron el original. “Estas personas hicieron un trabajo que continúa maravillando al mundo 100 años más tarde, nosotros pretendemos que el ese espíritu continúe otros 100 años más”, explicó el millonario australiano.
La única diferencia entre el original y el “Titanic II” será el motor diesel que sustituirá al de carbón del primer modelo. El Titanic II contará con 840 habitaciones y nueve cubiertas, al igual que su predecesor, además de tener “lo último en comodidades y lujos, como gimnasios y piscinas a bordo, biblioteca y restaurantes de clase alta”.
El millonario australiano indicó que la naviera de su propiedad Blue Star Line ha encargado la construcción del barco al astillero estatal chino Jinling, cuyo costo no ha sido desvelado. Según Palmer, el viaje inaugural está previsto para finales del 2016 desde Inglaterra a América del Norte.

Esperemos que tenga mejor suerte en la travesía que su predecesor…