Todo el mundo parece estar de acuerdo en que se hace necesario encontrar de forma urgente un medio alternativo a los combustibles fósiles para generar energía. Debemos lograrlo no solo porque la energía es la base del crecimiento económico, necesario para el bienestar de la humanidad, sino porque la acumulación de gases de efecto invernadero por el empleo de estos combustibles (petróleo, carbón y gas natural en menor medida) está produciendo cambios en el sistema global del clima. Por último, y no menos importante, nuestra dependencia de estos combustibles y su previsible escasez en las próximas décadas será una fuente segura de conflictos armados entre naciones.