El ser humano es un animal racional. Uno de los principales rasgos que nos definen como especie es nuestra capacidad de desarrollar pensamientos abstractos y resolver problemas teóricos. Sin embargo, en ocasiones nuestra mente nos juega una mala pasada y nos hace pensar que tenemos razón cuando en realidad estamos equivocados. En estos casos, la mayoría de nosotros tenemos que hacer un esfuerzo extra para darnos cuenta de nuestro error.
Para comprender mejor lo que digo, os propongo participar en un pequeño experimento. A continuación hay un total de cuatro problemas bastante sencillos que deben resolverse sin utilizar lápiz ni papel. Una vez resueltos, pasaremos a analizarlos e intentar ofrecer una explicación científica del fenómeno.
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