Parémonos un momento a imaginar la situación: una enorme extensión de nada, un vacío de hielo, viento y oscuridad que hace que apenas se pueda distinguir la tierra del cielo. Por este páramo se arrastraron los exploradores británicos Robert Falcon Scott, Edward Adrian Wilson, Lawrence Oates, Henry Robertson Bowers y Edgar Evans hasta que sus cuerpos no pudieron resistir más el azote implacable del clima y perdieron finalmente la vida. No tuvieron más consuelo que su soledad.
Esto es lo que cualquiera de nosotros puede recordar de la tragedia de la que este año se cumple el primer centenario: el equipo británico pretendía ser el primero en alcanzar el Polo Sur pero se vieron superados por los noruegos encabezados por Roald Amundsen. Durante el regreso, desanimados y vencidos, dejaron su vida en el hielo.
Sin embargo, no es esto lo único que debemos saber de esta hazaña heroica. La expedición, de dos años de duración, tenía por objeto no solo alcanzar en primer lugar el Polo Sur, sino también cumplir con un ambicioso programa científico. Continue reading