¿SON IDÉNTICOS LOS GEMELOS IDÉNTICOS? (II)







Estudios modernos con gemelos

En ocasiones, hasta lo que sin duda es una tragedia puede ofrecer una oportunidad para el avance de la ciencia.  La situación nos parecerá hoy en día impensable, pero se han dado numerosos casos en los que dos hermanos gemelos han sido separados nada más nacer y entregados en adopción a familias diferentes.  No vamos a entrar en este momento en más detalles, pero incluso al llegar a la edad adulta, muchos de ellos ni siquiera son conscientes de que tienen un hermano o hermana, y la mayoría no se habían visto nunca.  El trabajo de Thomas Bouchard ha consistido en estudiar estas parejas de gemelos para desentrañar el origen bien genético, bien ambiental de determinados rasgos del ser humano.

Thomas Bouchard ¿SON IDÉNTICOS LOS GEMELOS IDÉNTICOS? (II)Bouchard es profesor de psicología en la Universidad de Minnesota, y dedica sus esfuerzos a estudiar los gemelos para resolver algunas de las cuestiones más controvertidas, como por ejemplo, las relacionadas con la sociabilidad, enfermedades mentales o el origen de la inteligencia.  El principal proyecto de investigación llevado a cabo por el centro que dirige (Centro para la investigación de gemelos y la adopción de Minesota) ha sido el estudio de gemelos criados por separado[i].  El estudio comenzó en 1979, se ha completado en el año 2000 y la evaluación de los datos continúa actualmente.

Para afrontar la tarea, el profesor Bouchard ha formulado un concepto estadístico denominado “heredabilidad” (heritability).  En líneas generales, la heredabilidad determina en qué medida la influencia de los genes contribuye a la expresión de un determinado rasgo.  Ha enfocado su trabajo en la comparación de dos probabilidades: la de que dos gemelos idénticos presenten el mismo rasgo y la de que lo presenten dos mellizos.  De esta forma es posible calcular qué grado de la diferencia entre esas dos probabilidades es atribuible a la variación genética y que parte a la crianza (ambiente) u otros aspectos.  Según sus resultados, por ejemplo, la heredabilidad de la estatura es de 0,8, lo que significa que el 80% de las diferencias de estatura entre distintas personas se deben a diferencias genéticas (el 20% restante tiene que ver con la dieta y el ejercicio físico fundamentalmente).  Los investigadores calcularon que la heredabilidad de la inteligencia es de 0,75.  A pesar de que los resultados de estos estudios se han puesto en entredicho en por otros científicos, lo cierto es que existe una abundante literatura que los avala.

Resulta muy interesante el enfoque planteado por el Dr. Bouchard y sus colegas.  Cuando compararon el coeficiente intelectual de los gemelos idénticos criados en diferentes familias con los criados en la misma familia observaron que para ambas las parejas de gemelos los resultados eran similares.  Por lo tanto, se podría decir que ni el ambiente, ni la dedicación de los padres, los medios económicos destinados a la educación ni el empeño de los profesores son factores determinantes para que los niños sean más inteligentes; la herencia genética recibida al nacer ha marcado el coeficiente intelectual de cada uno de nosotros.  Sin embargo, estas semejanzas en el grado de inteligencia requieren tiempo para aflorar.  Aunque más adelante ahondaremos en este aspecto, es a los 16 años cuando el coeficiente intelectual de los gemelos adoptados por separado se parece al coeficiente intelectual de sus padres biológicos en la misma proporción que el coeficiente de los gemelos criados por sus padres biológicos.

¿Nuestro destino está realmente fijado en nuestro código genético?

Pese a todo, como ya hemos apuntado, las cosas nunca son tan sencillas.  Es cierto que cuando hay que explicar las diferencias, por ejemplo del cociente intelectual, dentro de un determinado grupo de niños, el 75% de la variación se puede atribuir a la genética y no a la crianza.  A pesar de todo, están surgiendo nuevas investigaciones que hacen que nos planteemos este determinismo genético y debamos tener en cuenta otras consideraciones.  Qué duda cabe que los genes desempeñan un papel clave en la inteligencia (como en otros rasgos de nuestra personalidad), pero parece que éstos no operan en solitario.

Robert Plomin 300x225 ¿SON IDÉNTICOS LOS GEMELOS IDÉNTICOS? (II)Robert Plomin es profesor de genética de la conducta adscrito al Instituto de Psiquiatría del King´s College de Londres.  El tema central de su investigación consiste en reunir las estrategias de investigación genética y ambiental para estudiar el desarrollo del comportamiento.  Entre otros aspectos, se ha propuesto desentrañar la naturaleza de la inteligencia realizando pruebas con gemelos.  En sus estudios emplea diversos test de inteligencia y ha demostrado que las puntuaciones obtenidas por los gemelos idénticos muestran una mayor semejanza entre sí que las de los gemelos no idénticos (mellizos).  Las de estos últimos difieren a su vez menos que las de los niños sin parentesco alguno entre sí.  Por tanto, la puntuación estos resultados viene a corroborar que nuestra carga genética posee una influencia notoria en la puntuación de los test de inteligencia.

Plomin es uno de los más destacados investigadores a nivel mundial en el campo de la genética del comportamiento.  Sus trabajos han sentado las bases de este campo de investigación que une la genética y las ciencias del comportamiento para desentrañar los mecanismos de las habilidades y discapacidades cognitivas, las psicopatologías y la personalidad.

En 1987 publicó el que quizá sea el artículo más influyente en este campo junto con Denise Daniels (reimpreso en 2011)[ii].  Tal ha sido la importancia de este artículo que a partir de su publicación se creó todo un nuevo campo de investigación empírica para tratar de responder la pregunta formulada en su título: ¿Por qué son tan diferentes unos de otros los niños de la misma familia?  Dos nuevas aportaciones al tema se publicaron en 2001[iii] y 2011[iv]

Sus estudios tratan de arrojar algo de luz sobre la constante dicotomía entre genética y ambiente para explicar nuestro comportamiento, nuestras habilidades cognitivas, las enfermedades mentales que padecemos etc.  Los autores plantearon que una vez tenida en cuenta la genética, la mayor parte de la variación entre las personas proviene del ambiente, pero concretamente de factores ambientales no compartidos (nonshared environment).  El objetivo del primer artículo publicado 1987 era exponer que las diferencias ambientales entre los niños criados en una misma familia representan la mayor fuente de variación en rasgos como la personalidad, la psicopatología y las habilidades cognitivas.  Esto es, llegaron a la conclusión que dado que la influencia genética no puede explicar toda la diversidad de los fenotipos complejos (como ya indicamos, con fenotipo nos referimos a las características físicas y bioquímicas visibles o medibles de una persona), la varianza restante debe ser atribuida al ambiente.  Dado que la genética da cuenta del 50% de la variación fenotípica, el resto de esta variación debemos atribuirlo al ambiente, teniendo que distinguir entre el ambiente compartido por todos los niños criados en una misma familia, y el específico o no compartido ―hay que tener en cuenta además el posible error de medición­ que en los estudios se sitúa entre el 5% y el 10% de la variación total―

Y es en este punto donde entran los estudios con gemelos ya que permiten dividir la variación no genética en los dos componentes expuestos (compartidos y no compartidos).  El ambiente compartido incluye todas las influencias ambientales que hacen que los niños de una misma familia se parezcan entre sí, mientras que el ambiente no compartido da cuenta de las diferencias entre ellos.  En el caso de los gemelos idénticos criados en una misma familia, las diferencias que pueda haber entre ellos sólo pueden deberse a factores no genéticos (dado que su genoma es idéntico al 100%), al tiempo que  estos factores ambientales son no compartidos puesto que el ambiente compartido no hace sino que se parezcan más.

Como ejemplos de factores ambientales no compartidos podemos citar el caso de que uno de los gemelos sufra un accidente traumático, las diferentes enfermedades que hayan sufrido cada uno, el orden en el nacimiento, las diferencias de género, las diferencias en el trato por parte de los progenitores (los padres suelen tratar de forma diferente a los niños, a veces de forma inadvertida, y este trato diferencial se traduce en una adaptación diferencial), el diferente trato por parte de otros hermanos y de los gemelos entre sí, así como las redes extrafamiliares (diferentes amigos, diferentes profesores del colegio, la televisión, el deporte etc.)  Cuando hablamos de factores ambientales no compartidos tenemos que puntualizar que hacemos referencia más a los “efectos” de esos factores que a un “suceso” concreto.  Por ejemplo, el divorcio de los padres es un factor compartido por todos los niños de una familia, pero lo relevante es que cada niño puede experimentar de forma diferente esta situación, convirtiéndose de esta forma en un factor ambiental no compartido.

Es razonable suponer que las influencias clave en el desarrollo de los niños son aquellas compartidas: la personalidad de los padres, el grado de disciplina o la actitud de éstos hacia su educación, el estatus socioeconómico de la familia, el vecindario donde crecen etc.  Sin embargo, como hemos apuntado más arriba, en la medida en que estos factores son compartidos por todos los niños de la misma familia no pueden explicar las diferencias entre ellos que todos somos capaces de observar.  Hay algo más.  El mensaje que pretender hacer llegar los científicos no es que las experiencias familiares no sean importantes ―que lo son― sino que lo más relevante según el tema objeto de estudio es la experiencia individual de cada niño, teniendo en cuenta que ellos seleccionan, modifican y construyen y reconstruyen sus vivencias en parte sobre la base de sus tendencias genéticas.

En cualquier caso, echamos en falta en esta serie de estudios un planteamiento investigador que ya hemos tratado con anterioridad: el estudio de gemelos idénticos criados en diferentes familias.  Esta metodología nos permitiría restringir más aún la búsqueda de lo que hace que los gemelos idénticos sean diferentes entre sí, y que nos hace estar más cerca del tercer elemento en esta ecuación junto con la genética y el ambiente.


[i] Bouchard, T. J., Jr., et al. (1990), “Sources of human psychological differences: the Minnesota Study of Twins Reared Apart”. Science, vol. 250, núm. 4978, p. 223-228.

[ii] Plomin, R. y  Daniels, D. (2011), “Why are children in the same family so different from one another?”. International Journal of Epidemiology, vol. 40, núm. 3, p. 563-582.

[iii] Plomin, R., et al. (2001), “Why are children in the same family so different? Nonshared environment a decade later”. Canadian Journal of Psychiatry. Revue Canadienne de Psychiatrie, vol. 46, núm. 3, p. 225-233.

[iv] Plomin, R. (2011), “Commentary: Why are children in the same family so different? Non-shared environment three decades later”. International Journal of Epidemiology, vol. 40, núm. 3, p. 582-592



Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

*

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>