Quién no se ha maravillado ante la imagen de un pingüino emperador. Lo más seguro es que todos tengáis en mente la estampa de este precioso ejemplar de colores negro, blanco y un llamativo amarillo brillante. Mientras me documentaba para escribir sobre la hazaña de los británicos comandados por Scott, me topé con un hecho curioso relativo a esta especie que ha sido estudiado en profundidad hace poco tiempo por un grupo de científicos. Todos conocemos, por lo llamativo, el estilo de desplazarse por tierra de estos hermosos animales: debido a sus cortas patas parece que van a caerse hacia adelante en cualquier momento, como si estuviesen participando en una carrera de sacos. Sin embargo, basta observarlos en el mar para verlos en todo su esplendor: semejan unos rapidísimos torpedos, desplazándose con movimientos precisos, demostrando sin lugar a dudas que su medio natural es el frío océano Antártico, a pesar de que tanto la cría como la reproducción se llevan a cabo en tierra firme, donde pasan la mayor parte de su vida.