Las partes de un microscopio óptico


By the means of Telescopes, there is nothing so far distant but may be represented to our view; and by the help of Microscopes, there is nothing so small as to escape our inquiry.

Con la ayuda de los Telescopios, no hay nada tan lejano que no podamos visualizar; y con la ayuda de los Microscopios, no hay nada tan pequeño que escape a nuestro análisis.

Robert Hooke, Micrografía, o algunas descripciones fisiológicas de los cuerpos diminutos realizadas con cristales de aumento con observaciones y disquisiciones sobre ellas. 1665. Prefacio.

Hace unos días os comentaba que había comprado un microscopio óptico y que iba a comenzar una nueva serie en este blog para adentrarme en el fascinante mundo de lo más pequeño. Bueno, para ello, lo primero que vamos a hacer es conocer cuáles son las partes y el funcionamiento general del microscopio.

A rasgos generales, un microscopio óptico consta de las siguientes partes:

Ocular (1): Es la lente donde situamos nuestros ojos para observar y que amplía la imagen que proviene del objetivo (normalmente ofrece un aumento de 10x). En nuestro caso, este microscopio posee tres tubos de observación —uno para cada ojo (1), y un tercero para la inserción de una cámara (2)— por lo que se trata de un microscopio trinocular. El instrumento nos permite ajustar la distancia interpupilar, es decir, la separación entre nuestros ojos (3) (en un rango que va de los 53 a los 75 mm) además de las dioptrías (4). Ajustando la distancia interpupilar logramos que, al mirar por los dos oculares, el campo de visión izquierdo y derecho se fundan en uno solo. Para ajustar las dioptrías elegimos el objetivo de 40 aumentos y observamos la muestra con el ojo derecho, ajustando el enfoque hasta ver una imagen clara (más abajo explico esta operación). Acto seguido observamos con el ojo izquierdo y ajustamos el control de dioptrías (4) hasta ver una imagen clara con ambos ojos.

Los oculares se insertan en el cabezal (que ya hemos comentado que en nuestro caso es trinocular) por medio del tubo óptico. El cabezal por su parte se une a la caja de prismas donde hay un prisma cuya función es la de desviar la imagen que se recibe desde la lente de los diferentes objetivos hacia el ocular formando un ángulo de 120 grados. La caja de prismas se puede girar sin necesidad de mover todo el microscopio para facilitar y hacer más cómoda la observación por varias personas.

Soporte: Mantiene la parte óptica y está formado a su vez por dos partes: el pie o base (con un peso considerable que garantiza la estabilidad del instrumento, y donde se encuentra, por ejemplo, la fuente de luz) y el brazo (que sirve de ayuda en el transporte del instrumento).

Objetivo: Cada una de las lentes (5) situada cerca de la preparación que sirven para ampliar la imagen de ésta. Su principal función consiste en recoger la luz que proviene de la preparación y proyectar una imagen nítida, real, invertida y aumentada hacia el cuerpo del microscopio. El revólver (6) es la pieza del microscopio que se encuentra bajo la caja de primas que soporta los lentes objetivos. Recibe este nombre porque semeja el tambor circular de un revólver, permitiendo el cambio de objetivo con solo girarlo y que éste quede alineado con el ocular. En nuestro caso, el microscopio posee cuatro objetivos con diferentes aumentos: 4x, 10x, 40x y 100x (objetivo de inmersión en aceite).

Platina: Plataforma horizontal donde se deposita la preparación (7). La platina es una placa metálica con un hueco en el centro sobre el que se coloca la muestra que se va a observar y por donde pasa el rayo de luz generado por la fuente luminosa. Generalmente posee un par de pinzas para sostener la preparación (8) y un sistema mecánico denominado carro, que permite mover la platina y, por lo tanto, desplazar longitudinal y transversalmente la preparación. Estos movimientos se realizan con un par de tornillos (9).

Condensador: Lente que concentra los rayos luminosos sobre la preparación (10) (en nuestro caso, se trata de un condensador Abbe) con la finalidad de formar conos luminosos grandes, con aperturas mayores, necesarios para ver con los objetivos de mayor aumento. El condensador se localiza debajo de la platina y recoge la luz de la fuente de iluminación (11). Se puede mover hacia arriba o abajo mediante el correspondiente mando (12). Las dos lentes sin corrección y el diafragma de iris (13) —que regula la cantidad de luz que entra en el condensador y se controla mediante una palanca lateral (14)—, nos permite controlar la brillantez, contraste, profundidad de campo, e iluminación uniforme de la preparación.

Detalle del condensador Abbe

Fuente de luz: El microscopio está dotado con una lámpara halógena de 20W (11). Estas lámparas son radiadores térmicos que emiten una luz continua en un espectro comprendido entre los 300 y los 1200 nm. Este tipo de lámparas permite un control de la intensidad de la luz con una rueda (15) situada en el pie del microscopio. En nuestro caso empleamos la iluminación Köhler, que ilumina la preparación con un campo uniforme de luz del mismo diámetro que el área de captura del objetivo. La utilización adecuada de esta fuente de luz junto con el condensador y el diafragma la analizaremos en próximas anotaciones.

Mecanismo de enfoque: El enfoque se consigue desplazando en sentido vertical, o bien la platina donde se coloca la preparación, o bien el revólver donde están colocados los objetivos. En nuestro caso se desplaza la platina mediante dos mecanismos, uno rápido (de enfoque grueso o aproximado) por medio del tornillo macrométrico (16), y otro lento (de mayor precisión) gracias al tornillo micrométrico (17). El enfoque macrométrico se utiliza con los objetivos de poco aumento, y también para bajar la platina cuando queremos colocar o retirar la preparación.

Por contra, el tornillo micrométrico posee una graduación tal que cada división de la rosca permite un movimiento vertical casi imperceptible en el orden de 0,001 mm. Además de obtener una imagen nítida, nos permite evaluar de manera aproximada el espesor de los objetos, contando el número de vueltas que damos al tornillo desde que enfocamos la parte más superficial del espécimen, hasta la más profunda.

Si queréis conocer más detalles de la historia de este instrumento esencial para la investigación científica os recomiendo los siguientes artículos de la serie Apparatus escrita por César Tomé en el Cuaderno de Cultura Científica:







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