La pregunta encierra dificultades. Una respuesta simplista sería sí, Albert Einstein creía en Dios y era religioso. Sin embargo, para ofrecer una respuesta más ajustada a la realidad tenemos a nuestra disposición un buen número de testimonios escritos donde detalla su postura al respecto. Pasemos a analizarlos brevemente.
Sucedió que, estando Einstein celebrando una reunión en una casa de Berlín en 1927, el crítico teatral Alfred Kerr se extrañó de haber oído que era profundamente religioso, tomándoselo a broma. Einstein respondió con calma:
Sí, lo soy. Al intentar llegar con nuestros medios limitados a los secretos de la naturaleza, encontramos que tras las relaciones causales discernibles queda algo sutil, intangible e inexplicable. Mi religión es venerar esa fuerza, que está más allá de lo que podemos comprender. En ese sentido soy de hecho religioso.
Poco tiempo después terminó de escribir sus Fundamenta botanica (publicada en 1736), donde expuso en breves aforismos las bases de la ciencia botánica tal y como él la entendía. Esta obra constituye un anuncio de intenciones, un bosquejo, donde delinea lo que será objeto de un profundo análisis en otras obras posteriores.
Pensilvania, estudia la genética molecular de las degeneraciones hereditarias de retina con la idea de utilizar sus conocimientos para el tratamiento de estas enfermedades. Entre las enfermedades que investiga se incluyen la retinitis pigmentaria (enfermedad genética que es la forma hereditaria más común de ceguera) y la degeneración macular relacionada con la edad. Los estudios que lleva a cabo en su laboratorio van desde la identificación de las bases moleculares de la degeneración de la retina, la evaluación de nuevos vectores para la transferencia de genes a la retina, y la caracterización de las respuestas inmunitarias a la transferencia de genes.